Carmen Posadas, en ‘Herrera en COPE’: “Si no hubiera sido tímida, nunca me habría dedicado a la literatura”
La escritora se ha pasado por ‘Herrera en COPE’ para hablar de su nuevo libro, “Licencia para espiar”
La literatura lleva en la vida de Carmen desde que tiene uso de razón. Su padre, un diplomático llamado Don Luis, fue un intelectual que sentaba a sus 4 hijos para leerles grandes clásicos. Ser hija de padres diplomáticos, la ha llevado a ver medio mundo. Cuando llegó a España, cambió varias veces de colegio, así se lo cuenta ella a Alberto Herrera: “Cuando viene a España, primero empecé en el Instituto Británico donde encajé muy bien”. “Luego me llevaron a uno muy bonito, muy estupendo, pero no encajaba nada, suspendí muchísimas”. “Entonces le pedí a mis padres que me llevasen a Inglaterra a estudiar”. “Allí cambió mi vida, las notas mejoraron mucho”.
A Carmen le encanta escribir sobre espionaje: “Escribir es ser un espía, estas todo el día observando, siempre he sido más observadora que participante. Me encanta observar”. “Me considero una espía”. Este fantástico mundo, ha acompañado a la vida de la escritora toda su vida, así lo cuenta ella en su etapa en Moscú: “Pasamos de Uruguay a Moscú, allí tuve la ocasión de ver a muchos espías que ni si quiera se escondían”. “Sabías que la cocinera era espía, que quien te traía el café era espía, sabías quien era quien te ponía y te quitaba los micrófonos, …”.“De vez en cuando se invertían los micrófonos y los escuchábamos nosotros a ellos, de repente, a las cuatro de la mañana discutían o se ponían opera”.
¿Cuál es la diferencia entre un hombre espía y una mujer? Pregunta Alberto, a lo que responde la escritora: “Los hombres espían como hombres y las mujeres espían como mujeres, una de las ventajas de las mujeres es que pasan más desapercibidas”. “Una mujer en una célula terrorista, va a despertar menos sospecha que un hombre, por ejemplo”. “Las mujeres sabemos guardar un secreto”. Y, gracias a su timidez y considerarse una persona un poco acomplejada, dice que ha llegado a ser escritora, sino, nunca lo hubiera sido y deja esta frase para ella misma: “Le debo todo a mis defectos”.
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