‘El misterioso caso del impostor del Titanic’, una historia que rescata la España de Emilia Pardo Bazán

Carmen de Posadas Mañé aterrizó en la literatura gracias al amor que le trasmitió su padre por los libros. La escritora hispano-uruguaya es autora de varias obras, entre ellas El misterioso caso del impostor del Titanic (Espasa), una historia que convierte a Emilia Pardo Bazán en detective. Quince novelas, más otros tantos cuentos infantiles, dos biografías, ensayos, guiones de cine y televisión, relatos… La extensa trayectoria de la escritora uruguaya tuvo su gran reconocimiento con Pequeñas infamias, Premio Planeta en 1998. Posadas no concibe la vida sin los libros, aunque también se ha dejado seducir por la magia del columnismo. “Cuando uno escribe literatura, lo que maneja es la ficción. En los artículos es al revés, tienes que ceñirte a la verdad”, afirma la autora.

Carmen, muchos aficionados a la literatura encuentra en los libros su primer gran amor. ¿Podríamos definir esas relaciones como perfectas?

Yo nunca los habría puesto como amantes, pero si como amigos. Son esos amigos que nunca te fallan y que sabes que siempre estarán ahí. Pasé lo que pasé.

¿Cómo llega Carmen Posadas a la literatura? ¿Dónde se produce el primer flechazo?

Comienzo en el mundo de la literatura por mi padre, quien para comunicarse con nosotros recurrió al mundo de los libros. Entonces mi iniciación es oral, pero con nueve años me regalaron mi primera novela y, fíjate, me hizo pensar que ya era adulta. Ha habido muchos libros que han marcado distintos momentos de mi vida y que me han permitido acercarme al mundo de las letras. La Metamorfosis de Kafka, por ejemplo. Dickens es otro autor que me fascina. De hecho, he copiado muchos trucos suyos. Además, se trata de un autor que interesa a un público, tanto popular como intelectual. La gente puede decantarse por Oliver Twist o puede leer algo más complejo, con más bagaje literario y descubrir una gran literatura. Precisamente, el hecho de poder llegar a todos los públicos es lo que más me ha atraído del escritor británico.

En el año 1998 fuiste galardonada con el Premio Planeta, reconocimiento a una trayectoria literaria que combina con el columnismo en el magazine semanal del grupo Vocento. ¿Qué diferencia hay entre la novela y la columna de opinión?

Gracias por recordarme el premio Planeta, pero ya han pasado muchos años de aquello (risas). Mira, cuando uno escribe literatura, lo que maneja es la ficción, la mentira… Decía mi querido Vargas Llosa que escribir es buscar la verdad en las mentiras. En los artículos es al revés, te tienes que ceñir a la verdad. Puedes hacer comentarios, pero si haces alusión a una noticia tiene que ser verdad.

Su último trabajo se titula El misterio del impostor del Titanic, ¿en que género se encuadraría la novela?

Se puede calificar como una novela de intriga, de asesinatos e, incluso, como una novela de costumbre. Podríamos ir más allá, diciendo que es una crónica de aquella época o una novela feminista, pues Emilia Pardo Bazán era una gran líder feminista del momento. Pero huyendo de etiquetas, me interesa que entretenga a la gente y el lector pase un buen rato leyendo esta obra.

Carmen, Emilia Pardo Bazán es la protagonista de la obra. ¿Fue la autora gallega una mujer empoderada para su época?

A mi la expresión empoderada me chirría un poco. Es verdad que es una mujer que consigue cosas increíbles. Se propuso entrar en el Ateneo y entró, consigue dar clases en la universidad…. Lo único que no logró fue ingresar en la Academia. Se hizo respetar, lo que para una mujer del momento no era nada fácil. Y, aún más, para una mujer que no tenía un físico agraciado. Tener muchos novios con ese aspecto físico requiere de muchas dotes.

Uno de los temas tratados en la novela es la inmigración, un fenómeno que hoy en día sigue muy vigente.

El fenómeno de la inmigración pertenece a la historia de la humanidad. Desde la prehistoria la gente se ha ido moviendo. Es cierto, que los flujos migratorios eran en otra dirección, pero se está produciendo un fenómeno parecido. En la obra, he tratado de reflejar las luces y sobras de la inmigración a través de la figura del indiano. Un personaje que venía refrendar la leyenda de que América era la tierra prometida.

La inmigración tiene otra cara, la de los inmigrantes que tienen unas condiciones muy precarias. Cuba fue uno de los últimos territorios en los que se abolió la esclavitud. Un claro ejemplo de las prácticas criminales que cometían los caciques con los esclavos.

Otra de las historias que se rescata en la novela es la de las viudas blancas. ¿A que alude este término exactamente?

La expresión viudas blancas fue acuñada por Rosalía de Castro y se venía a referir a las mujeres que eran abandonadas por los marinos, quienes contraían nupcias con otras mujeres. Esto hacía que las primeras esposas quedaran en una especie de limbo porque nadie se quería hacer cargo de ellas.    Esa mujer encarnaba el fracaso, un estado del que tenía que salir como pudiera. Muchas no lo consiguieron y cayeron en la prostitución.

Por todos es conocida la relación que mantuvieron Emilia Pardo Bazán y Galdós. Sin embargo, introduces la figura del autor de los Episodios Nacionales de manera ficticia, ¿por qué?

Ambos mantuvieron una larga relación sentimental. Es cierto, que ya habían roto y no eran amantes al final de la vida de él. Pero me gustaba la idea de hacer un pequeño cameo y rescatar esas conversaciones que mantenemos todos las personas con los seres vivos que nos van dejando.

Pérez Galdós, Pardo Bazán, Ortega y Gasset son solo algunos ejemplos de la riqueza intelectual que atesoró la España del siglo XIX. ¿Hemos sufrido un retroceso en la actualidad en lo que respecta al protagonismo de los intelectuales?

Creo que sí. Si vemos los contemporáneos de Emilia Pardo Bazán no hay ni punto de comparación con la actualidad. No soy partidaria de la expresión todo tiempo pasado fue mejor, pues depende en que cosas. Si nos fijamos en la sanidad, hemos avanzado muchísimo más. El desarrollo de la humanidad suele tener dientes de sierra. En ocasiones se avanza por un lado y se retrocede en otro.

¿A qué se debe este retroceso?

Lo que está modificando más el relato es internet, porque ha hecho una democratización de la opinión en el amplio sentido de la palabra. Antes el conocimiento iba de arriba abajo. Por ejemplo, Ortega y Gasset decía algo y eso iba permeando en todos los estratos sociales. Pero, ahora, ocurre al revés. En este momento, es más importante lo que dice un influencer que un Premio Nobel. Es más importante la estupidez del youtuber que la palabra de Vargas Llosa. Eso es grave, porque se están imponiendo unos renglones muy simplones.

Dicen muchos autores que al finalizar de escribir tienen una cierta sensación de abandono, ¿Carmen Posadas tiene la misma sensación?

Los escritores somos muy dramáticos. Para mi es quitarme un peso de encima, así dejo de pelarme con mis personajes. Ni nido vacío, ni nada por el estilo (risas).

Por último, el pensamiento actual esta modificando los borradores de muchos escritores actuales. ¿Usted se deja influir por esa corriente de pensamiento?

A mi no me influye. Es cierto, que a mucha gente si. Un ejemplo, muchas novelas históricas actuales son protagonizadas por mujeres feministas. Todas son listísimas, mientras que los varones son imbéciles. A mi, eso me irrita mucho. Porque eso es simplificar la historia.

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