Carmen Posadas desmitifica a Mata Hari: “Su único mérito fue bailar desnuda”
La escritora Carmen Posadas (Montevideo, 1953) ha afirmado este martes que la historia de la espía doble Mata Hari, que prestó sus servicios a los dos bandos durante la primera guerra mundial, está sobrevalorada porque “su único mérito fue bailar desnuda” durante sus años de artista de cabaret.
La escritora uruguaya ha desmitificado el personaje de la doble espía más famosa de la historia en uno de los capítulos de su último libro, “Licencia para espiar”, en el que aborda el papel que tuvieron las mujeres en el espionaje desde la antigüedad hasta el siglo pasado.
La Mata Hari era una afamada artista de cabaret cuyo “único mérito era bailar desnuda” y que al ver declinar su carrera con el paso de los años acepta espiar para los alemanes y los franceses, “como si Madonna o Shakira espiaran ahora para rusos y ucranianos”, pero su trabajo “fue pésimo”, ha explicado la autora en un encuentro con la prensa en la Semana Negra de Gijón.
Durante la tarea de investigación que realizó para documentar el libro, que entre otras recoge las historias de la bíblica Rahab, cuya intervención fue decisiva para conquistar la Tierra Prometida, de la juglaresa gallega la Balteira durante el reinado de Alfonso X, o del escuadrón volante de Catalina de Médicis, Carmen Posadas descubrió que la Malinche, amante de Hernán Cortés, “no fue una traidora”.
La indígena Malinche, cuya colaboración con el conquistador originó una leyenda según la cual su traición condenó a su pueblo a vivir 300 años des esclavitud, “no fue una traidora” sino una “espía brillante” que actuó para defender los intereses de su tribu, que estaba sometida por otras, ha explicado.
Posadas también ha investigado a Caridad Mercader, “una mujer tan entregada a la causa de la Unión Soviética, que no sólo ordenó a su hijo Ramón Mercader que asesinara a León Trotski, sino que mató a su propio esposo cuando vio que flaqueaban sus convicciones comunistas”.
La autora ha comprobado que las mujeres son mejores espías que los hombres porque son más discretas, aunque ella misma “no podría serlo” por que le “temblarían las piernas” y tampoco encuentra ninguna motivación personal para hacer ese trabajo.
Posadas ha recordado que durante la Guerra Fría los servicios secretos de Alemania Oriental utilizaron hombres guapísimos infiltrados al otro lado del Muro de Berlín que seducían a las secretarias de altos jefes de las Fuerzas Armadas y de grandes empresas para obtener información delicada a través de ellas.
Este tipo de actividad se conoce como “sexpionaje” y ha sido mostrada por el cine en las películas de James Bond, ha apuntado.
Posadas ha destacado además que con la caída del comunismo los servicios secretos de occidente se relajaron, creyeron que el enemigo eran los grupos ecologistas radicales, hasta tal punto que cuando ocurrió el atentado de las Torres Gemelas de Nueva York “en la CIA no había nadie que supiera hablar árabe”.
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