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Carmen Posadas: «En el Titanic me habría ahogado seguro»

La escritora, musa de la Beautiful People y uno de los personajes más interesantes de España, publica novela inspirada en el naufragio del trasatlántico con estrella invitada –Emilia Pardo Bazán– y un ayudante de excepción: el juez Marchena. Hablamos con ella de su vida, de su obra, de cómo tratar a los enemigos y de qué distingue a la gente bien de verdad. Una pista: no es el dinero.

Hija de diplomático, viuda del que fuera Gobernador del Banco de España Mariano Rubio, Premio Planeta en 1998 por su novela Pequeñas InfamiasCarmen Posadas (Montevideo, Uruguay, 1953) es un caso único en España: a la condición de personaje de la crónica social y de musa de la Beautiful People que medró durante el felipismo le suma la de autora con una carrera literaria de lo más solvente –ha publicado 15 novelas, media docena de ensayos, tres cuentos…– y una popularidad a prueba de titulares –también es de las pocas personas que puede presumir de que el tiempo pone a cada uno en su lugar; en su caso, a un precio demasiado elevado…–. Como cabría esperar, da gusto charlar con ella. La Casa del Libro y su campaña navideña propicia esta entrevista telefónica. La pillamos camino del aeropuerto para regresar desde Canarias a Madrid, una de las escalas de la promoción de El misterioso caso del impostor del Titanic (Planeta), su nuevo libro, en el que hay muertos muy vivos, ricos muy ricos, pobres de solemnidad y una detective de excepción, Emilia Pardo Bazán. “No olvidemos que ella fue la primera autora de novela negra con La gota de sangre, con la que se adelantó diez años a Agatha Christie”, advierte. Pasará la Navidad “con toda la familia: primos, sobrinos… Somos una tribu muy grande”, y en Fin de Año se ingresará en un Spa. “La presentación de la novela me tiene completamente destruida”, reconoce con humor.

Cuenta que llegó a la trama gracias al juez Marchena, que tiene una novela en sí mismo. ¿Ha pensado en escribirla?

Si. Así es. Tendría que escribirla él. De hecho hay varias editoriales que le están tirando los tejos, no me extrañaría que leamos ese libro pronto.

¿Quiénes son los músicos del Titanic en la España actual?

(Risas) Gente muy abnegada que esté dispuesta a hundirse con el barco. Se me ocurren algunos, pero prefiero no dar nombres.

¿Qué papel habría desempeñado usted en el hundimiento?

Lo tengo clarísimo: me habría ahogado seguro. Te explico por qué: cuando la situación se vuelve desesperada los que se salvan son los que más luchan y patalean, los están dispuestos a dar codazos, a pasar por encima de la gente. Y a mí eso se me da horriblemente mal.

Emilia Pardo Bazán es una de las protagonistas de su novela. Suele decir que fue una mujer poco agraciada, pero muy seductora. Usted, ¿ha deseado alguna vez esa suerte de la fea?

Si. Ya lo creo. Muchas veces. Si la fea es como Emilia Pardo Bazán, arrolladora, que conseguía todo lo que se proponía… Estamos hablando de principios del siglo XX, cuando las mujeres estaban en casa con la pata quebrada. Ella consiguió ir a la Universidad, ser profesora, entrar en el Ateneo, un feudo masculino. Solo se le resistió la RAE. La primera académica –Carmen Conde, ndlr– tardó muchos años en entrar –lo hizo en 1978–.

Como doña Emilia, usted tampoco nació predestinada a ser lo que es, ¿se siente identificada con ella en algún otro aspecto en concreto?

Me encantaría tener su fuerza y su empuje, que desde luego no es el caso. Pero sí me identifico con alguien que tiene una vocación y está dispuesta a llevarla adelante contra viento y marea, y con muchas dificultades. Ahora hay muchos tipos de escritoras: de una punk de 20 años a otra de 80 que va con falda escocesa; de la que tiene aspecto de vampiresa a la que parece una ejecutiva de PwC. En mi época, nadie me tomaba en serio porque yo no daba ese perfil de mujer con gafas, falda larga y boina como Carmen Martín Gaite. Yo iba con minifalda.

Gunilla solía decir que en España no había jet set; ¿la Beautiful people fue la respuesta patria a esa alta sociedad internacional?

No exactamente; en la jet set hay gente de todo tipo, de un cantante a un empresario, gente que incluso no tiene profesión alguna, que no se sabe a qué se dedican. La Beautiful se caracterizaba por ser todos profesionales con un puesto relevante en la España de ese momento.

¿Cuántas novelas saldrían de su etapa como musa de la Beautiful?

(Risas). Nunca he escrito sobre esa época porque lo que puedo contar no es tan interesante, y lo que es interesante más vale que me lo calle. No creo que escriba esa novela. Nunca.

Su marido pasó 12 días en prisión por cuatro millones de pesetas y, como dijo en una entrevista en 2014, pagó ese error con su vida –Rubio falleció cuatro años más tarde de cáncer–; ¿ha perdonado?

Si. Es importante perdonar. El rencor es el peor enemigo de uno mismo. Es mejor pasar página y olvidar agravios.

<< Leer la entrevista en revistavanityfair.es >>

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