Carmen Posadas presenta en Miami ‘La hija de Cayetana’, su novela más reciente
La escritora Carmen Posadas es una de las figuras más destacadas de las letras iberoamericanas de hoy y basta echar un vistazo a su biobibliografía para corroborarlo. Nacida en Uruguay, a los 12 años llegó con su familia a Madrid acompañando a su padre, un diplomático de carrera. Su debut literario se produjo en 1983 cuando dio a conocer un cuento para niños: El señor Viento Norte. Desde entonces hasta la fecha ha publicado diez novelas (entre las que se destacan: Invitación a un asesinato, 2010; Juego de niños, 2006, y Cinco moscas azules, 1996), dos colecciones de cuentos, varios libros de ensayo, periodismo y gastronomía y una decena de títulos destinados a los lectores infantiles. Sus obras han sido traducidas a más de veintiún idiomas y la autora ha obtenido, entre otros galardones, los premios Planeta 1998 de novela, Apel·les Mestre 2004 de literatura infantil, Cartagena de novela histórica 2014 y el iberoamericano de periodismo Rey de España 2017.
Desde hace años, su narrativa se ha nutrido de personajes y acontecimientos reales ocurridos en países y épocas muy diferentes; estos le sirven de punto de partida para entretejer ficciones como El testigo invisible, 2013; La cinta roja, 2008, y La Bella Otero, 2001. Lo distintivo de esos libros es que en ellos el rigor histórico y el sentido de verosimilitud de lo contado no están reñidos con la imaginación, la amenidad y la creación de caracteres inolvidables. Su más reciente novela, La hija de Cayetana (Espasa), es un buen ejemplo. En esta obra, la escritora utiliza a la XIII duquesa de Alba, la misma que inspirara a Francisco de Goya sus célebres Majas, y a su hija adoptiva mestiza, para recrear una sociedad y un tiempo complejos: la España de Carlos IV que se debate entre el oscurantismo secular y la ilustración a finales de un siglo, el XVIII, y comienzos del otro, el XIX.
Carmen Posadas se presentará en Miami en el marco de la quinta edición de la Fiesta de la Lectura, en un evento especial que se realizará en la sede de Books and Books en Coral Gables el miércoles 4 de octubre, a las 6:30 p.m., organizado por la Feria del Libro de Miami Dade College y la Fundación Cuatrogatos. Además, la autora visitará una escuela donde tendrá un encuentro con jóvenes lectores.
¿Eras lectora en tu infancia? ¿Qué obras dejaron huellas en ti y por qué?
Muy lectora. La lectura era el mejor refugio para una niña tímida (y feísima) como era yo entonces. Lo que más me gustaba era que papá nos leyera. Era un gran lector, y con él viajé al fondo del mar con el capitán Nemo y corrí todas las aventuras junto a Ulises. Huellas tengo de todos, pero mi “educación sentimental” empieza con Ivanhoe, sigue con la Ilíada y acaba en la Divina Comedia y Proust.
¿Qué prefieres leer?
Como lectora soy completamente omnívora, devoro todo. Solo se me atraganta la ciencia ficción. Bueno, la ciencia ficción y, para mi bochorno, también la poesía. Nunca he conseguido hincarle el diente más que a Rimbaud, Baudelaire, un poco de Milton, un poquito de Lorca y un muchito de San Juan de la Cruz.
¿Cómo descubriste que querías ser escritora?
Lo mío fue poco a poco. De hecho, me costó mucho decir que quería ser escritora porque era el terreno sagrado de mi padre. Él decía que, después de lo que habían escrito Shakespeare y Cervantes, no tenía nada que añadir. De modo que yo pensaba que si él, que adoraba tanto la literatura, nunca se había atrevido a escribir una línea, ¿cómo iba yo a osar hacerlo?
Empezaste publicando cuentos para niños.
Empecé a escribir para niños porque creía que era más fácil. Mentira, ¡escribir para niños es muy difícil! Pero yo creía que lo era porque no me atrevía a intentar la Literatura con mayúscula. Alterno la literatura infantil con la de adultos. Cambio mucho de género. Me divierte probar cosas nuevas cada vez. Y escribo porque es lo único que sé hacer. Para el resto de las cosas soy un perfecto desastre.
¿Cómo imaginas a tus lectores?
Imagino a mis lectores muy variados. Antes no sabía quiénes eran. Ahora, gracias a los clubes de lectura, he tenido oportunidad de conocer a miles de ellos. Es muy emocionante.
Entre el cuento y la novela, géneros que has cultivado, ¿cuál prefieres? ¿Por qué?
Me encanta cambiar. Hay historias que se cuentan mejor en una novela, otras en un cuento, algunas en un thriller, otras en una novela histórica o en un ensayo. He probado todos los géneros salvo la poesía y la ciencia ficción que, como te he dicho, no me gustan.
Durante los años noventa y en el primer decenio del 2000, diste a conocer varias novelas con toques de thrillers (Cinco moscas azules, Juego de niños, Invitación a un asesinato), ¿qué te atrajo de este género?
Es un género muy útil. Permite hacer sátira social, literatura psicológica, sociología, novela de amor, costumbrista, histórica incluso, y todo con la coartada de una pequeña intriga. O misterio.
En los últimos años has escrito varias novelas históricas, ¿cómo te preparas para escribirlas? ¿Qué elementos son importantes en un relato de ficción que parte de hechos y personajes históricos? ¿Dónde termina la historia y dónde comienza la ficción en una novela de este tipo?
Sigo siempre los consejos del escocés James Boswell, el famoso autor de La vida de Samuel Johnson. Dice Boswell que si uno quiere escribir novela histórica, debe prestar tanta atención a la Historia con mayúscula como a la petite histoire, es decir, a los cotilleos, a las curiosidades, a las anécdotas. Sugiere él que si uno va hablar de Julio César, por ejemplo, es muy importante señalar que era calvo, por eso le gustaba tanto la corona de laureles y conquistó el mundo. Desde lo anecdótico, por tanto, se puede contar la gran historia. Cuando escribo, procuro ser muy fiel a la historia, no inventarme nada, porque como lectora de novela histórica no me gusta que me cuenten cuentos chinos. Obviamente, a veces tengo que usar mi imaginación a la hora recrear diálogos. Pero siempre procuro que se ciñan a lo que históricamente sucedió.
¿Cómo llegaste al tema de La hija de Cayetana, novela en que relatas la historia de María Luz, hija adoptiva de la duquesa de Alba, una niña nacida de madre esclava que fuera llevada de Cuba a España?
Llegué por pura casualidad. Había visto mil veces un cuadro de Goya en el que aparece la niña, pero siempre pensé que era imaginación del pintor esa escena donde se ve al ama de la duquesa de Alba perseguida por dos niños que le tiran de la falda. Uno es un niño rubio, la otra es María Luz. Años más tarde una amiga me contó que la duquesa de Alba adoptó a una niña negra. ¡Qué historia más fascinante!, pensé.
¿Qué vigencia tiene el tema de la esclavitud en la actualidad?
Tan vigente como que aún hay multitud de esclavos hoy. En el primer mundo todos somos esclavos de algo. Del consumismo, de la tecnología, de nuestra propia imbecilidad. Pero en el tercer mundo hay esclavos de verdad. Las mujeres que “fichan” para la prostitución, las traen a Europa y las encierran en burdeles que están a la vista de todos. Los niños que trabajan por un sueldo de miseria en la industria textil que nos viste a todos de ropa low cost…
¿Qué autores han influido en tu obra literaria?
Dickens es mi gran maestro, le he copiado multitud de trucos. También me han influido Proust, Kafka, Cortázar, Borges, Roald Dahl y tantísimos otros. Sin olvidar a Jane Austen y Emily Brontë, ¡por supuesto!
Al sentarte escribir un nuevo proyecto, ¿qué necesitas?
¡Mucho silencio! Ahora lo que hago al comenzar la escritura de cada libro es borrarme del mapa. Me voy sola a un hotel.
¿Qué libro te gustaría haber escrito y por qué?
¡Tantos! Grandes esperanzas sería mi primera elección.
¿Te sientes una novelista latinoamericana, española o iberoamericana?
Soy mestiza en el más estricto sentido de la palabra y me siento muy afortunada de serlo.
¿Qué consejo le darías a un joven que empieza a escribir?
Que sepa que la literatura es una carrera de fondo y no los cien metros lisos. El que resiste, gana.
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