«Cuanto más cambian las cosas más se parecen a como eran antes»
Con motivo de la visita de la escritora Carmen Posadas al club de lectura del Ámbito Cultural de El Corte Inglés, coordinado por Juan Luis Bedins, presidente de la Asociación Valenciana de Escritores y Críticos Literarios (CLAVE), entrevistamos a la ganadora del Premio Planeta tras su paso por Valencia. Autora de doce novelas, más de quince libros infantiles, dos biografías, varios ensayos, relatos y guiones de cine y televisión, el pasado 28 de enero presentó su nueva novela, titulada ‘El misterioso caso del impostor del Titanic’, una historia de misterio protagonizada por Emilia Pardo Bazán.
-¿Qué te empujó a escribir ‘El misterioso caso del impostor del Titanic’, tu nueva novela?
Me contaron algo sobre los españoles que viajaron en el Titanic, algo que yo desconocía por completo, que fueron diez, y de esos diez sobrevivieron siete, un número considerable, porque como todos sabemos murieron cerca de 1500 personas. Apareció el cadáver de uno de ellos, pero de los otros dos, no. Como todos ellos viajaron en primera clase, eran personas adineradas, las familias de los dos difuntos desaparecidos compraron cuerpos de las personas que habían naufragado con el barco. Tenían razones muy poderosas, entre ellas, que en aquella época, si alguien moría pero no se encontraba su cuerpo, durante veinte años no se le podía dar por muerto, y por tanto se bloqueaban sus cuentas corrientes, la familia no podía heredar, si existía alguna viuda no se podía volver a casar, etc. Entonces pensé en qué pasaría si al enterrar a una persona bajo una identidad que no era la suya apareciese viva la persona de dicha identidad. Ese fue el origen. Necesitaba un personaje detective para desentrañar el problema y me acordé de que Emilia Pardo Bazán adoraba las novelas policiacas. A ella le gustaba Conan Doyle, no tanto el personaje Sherlock Holmes, de quien dijo que era un misógino de perfil psicológico plano, así que se fijó a su alrededor y encontró a un seductor, de quien se hizo amigo, que tenía su corazoncito y además quería ser escritor, y se basó en él para crear su personaje del detective Ignacio Selva en su novela ‘La gota de sangre’, que tuvo tanto éxito. Ahí me dije: ya tengo a mis dos detectives.
-¿Cuál es su premisa?
Pues precisamente es a Ignacio Selva, un detective primerizo, a quien escriben una carta diciéndole que una familia ha recibido en su casa, diez años después del naufragio del Titanic, a uno de sus familiares que fue dado por muerto. Ante la dificultad del caso, Selva se hace ayudar de la Pardo Bazán, que aunque ambos son novatos en esto y al principio es un desastre su investigación (risas), poco a poco van afinando más en sus averiguaciones.
-¿Qué te hizo decidirte por Emilia Pardo Bazán como uno de los personajes principales?
Ella era una mujer que se interesaba por todo lo que la rodeaba. Se interesó mucho por los estudios de Freud que trataban acerca de cómo los traumas de la Segunda Guerra Mundial habían afectado a los soldados. Entonces se propuso escribir una serie de artículos, para ‘ABC’, acerca de cómo había afectado a las vidas de esos siete españoles que sobrevivieron al naufragio del Titanic su traumática experiencia. Aunque no terminó su empresa, averiguó datos curiosos y ello me dio pie para escogerla.
-En la novela encontramos ese detalle preciso en las descripciones que caracteriza todas tus novelas, abundancia de datos, pero también hay términos gallegos de principio a fin.
Ella hablaba con vulgarismos gallegos, ello se ve con claridad en las cartas que escribió a Galdós, que son absolutamente tronchantes, aparte de subidas de tono, a él le llamaba ‘miquiño’ (pequeño ratoncito). Mientras escribía esta novela leía todo el tiempo a Bazán para que me quedase el sonido de su voz, su forma de decir en la cabeza.
-Es muy interesante lo que cuentas sobre las viudas blancas
No sabía qué era eso de las viudas blancas, pero averigüé que dicho término lo acuñó Rosalía de Castro para referirse a las mujeres cuyos maridos se iban a América en busca de fortuna, mientras ellas se quedaban con varios hijos a cargo y a la espera de su regreso. Pero en muchas ocasiones los maridos se casaban con otras mujeres y las viudas blancas quedaban en una situación muy precaria, por lo que muchas de ellas se veían obligadas a ejercer la prostitución. Tremendo.
-El retrato social que hace esta novela es uno de sus puntos fuertes.
Me alegra mucho que me digas eso. Ese era uno de los fines principales de la novela, más allá de desentrañar la identidad real de un impostor o de averiguar quién es el asesino: que también fuese un retrato real de una época. Una época que tiene mucho que ver con la actual, porque si te fijas, lo relacionado con la inmigración fueron y son temas candentes.
-Suplantación de identidad, el problema de la inmigración, la desigualdad. No hemos cambiado tanto como parece.
Cuanto más cambian las cosas más se parecen a como eran antes. Hay muchos puntos en común. El Titanic marca el fin de una época y el comienzo de otra, el fin del viejo orden, donde había tantas diferencias sociales. El Titanic acaba ese mundo. Ahora estamos ante otro fin de ciclo, aunque en este caso se llama Inteligencia Artificial, un cambio de paradigma que no sabemos muy bien hacia dónde nos va a conducir. El clasismo vivido en el naufragio del Titanic, donde los ricos se salvaban y los pobres se ahogaban por negarles la posibilidad de acceder a los botes salvavidas, despertó una conciencia social que fue el principio del cambio de muchas cosas.
-Bazán declaró lo siguiente, tras publicar en 1911 su novela ‘La gota de sangre’: «Cuando leo en la prensa el relato de un crimen, experimento deseos de verlo todo, los sitios, los muebles, suponiendo que averiguaría mucho y encontraría la pista del criminal verdadero».
No conocía esa cita. Es muy buena. De haberla conocido la habría introducido. Ella era una mujer llena de vitalidad y con muchas ganas de vivir. Me complicó mucho la vida que se muriera en 1921, porque es más creíble que un impostor aparezca al cabo de veinte años y no sea reconocido por su familia, que aparezca al cabo de diez. Su muerte fue muy imprevista, a pesar de que tenía múltiples achaques, murió de un repunte de la gripe española.
-¿Por qué decidiste incluir la transcripción de un diario?
Los diarios son muy útiles, tienen mucha información. Hay quien se confiesa en sus diarios. En este caso me venía muy bien para el personaje de Eva. Trato siempre de describir a los personajes desde un punto de vista concreto, como a través del punto de vista de alguien o de cartas, eso posibilita que las tramas no sean siempre iguales.
-Cuéntanos lo que puedas sobre tus próximos proyectos.
Solo puedo decir que estoy regando dos o tres ideas de novela y las estoy regando para ver cuál de ellas germina.
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