Diario de Navarra

«Las mujeres pueden adoptar una actitud tan beligerante que casi parece un feminismo machista»

La escritora uruguaya Carmen Posadas, autora de más de una veintena de títulos y ganadora de un Premio Planeta, entre otros reconocimientos, estuvo ayer en el Hotel Iruña Park de Pamplona para hablar del papel de la mujer en el S.XXI, la literatura y la actualidad.

Carmen Posadas es una escritora versátil, prolífica y con una profunda sensibilidad. Pero, ante todo, es una mujer que arrastra un amplio bagaje social y cultural marcado por los viajes y las vivencias que experimentó desde niña. Una vida que influye en su mirada al mundo y en su obra: clara, directa, sin restricciones. Ayer, invitada por la Asociación de Mujeres Blanca de Navarra, ofreció una charla-coloquio sobre el papel de la mujer en el S.XXI, la literatura y la actualidad.

¿Cuál es el papel de la mujer en el S.XXI, el trampolín del cambio?

Sin duda el gran cambio comienza con la píldora. Ha sido la gran revolución del S.XX en lo que respecta a las mujeres, el poder planificar ha ido unido con la liberación de la mujer. También su incorporación a la universidad, los estudios, el trabajo, etc. El germen se encuentra ahí.

Cuando se habla de ´literatura femenina´ hay quien lo asocia despectivamente a literatura ´para mujeres´. Sin embargo, es inevitable que la literatura femenina incorpore la voz de la mujer como narradora, ¿qué opina como escritora?

Exacto… la famosa pregunta de ¿existe una literatura femenina? que, por cierto, siempre se la hacen a las mujeres. Nunca se les pregunta a los hombres si existe una literatura masculina .

Creo que se puede contestar tanto con un sí como con un no . Se puede decir que todo influye a la hora de escribir: la raza, la clase social, el país y, evidentemente, el sexo. Estamos incorporando un punto de vista que antes no existía, por lo tanto, en este aspecto sí que existe una literatura femenina. Al mismo tiempo se puede contestar que no, puesto que la buena literatura no tiene sexo. Cuando uno lee Las memorias de Adriano (Marguerite Yourcenar) es difícil averiguar si están escritas por un hombre o una mujer. Al final sólo hay buena literatura y mala literatura. En mi opinión, hay un punto de vista femenino y otro masculino. En ocasiones, el femenino lo puede adoptar un hombre, y viceversa. Proust, por ejemplo, tiene un punto de vista muy femenino.

¿Cuál es el rol adoptado por la mujer del S.XXI en el panorama literario?

Hay que empezar señalando que en otras partes la incorporación de la mujer ha sido muy reciente: antes había muy pocas pintoras o muy pocas mujeres dedicadas a la música. Sin embargo, desde que el mundo es mundo, siempre ha habido escritoras, empezando por Safo, la autora más antigua que se me ocurre ahora. Sí es cierto que ahora, con la incorporación de la mujer a todos los ámbitos sociales y culturales, también hay muchas más mujeres que escriben. Sin embargo, hay que decir que existe una especie de machismo residual que impide que las mujeres estén, por ejemplo, en la Academia. Es increíble que sólo haya tres mujeres en la Real Academia de la Lengua, y todos los premios institucionales, como el Premio Nacional de Literatura, siempre los ganan hombres. Todavía queda luchar un poco contra esto.

¿Y sobre qué prejuicios se asienta ese machismo residual?

Son cosas muy difíciles de cambiar, vamos abriendo camino pero queda mucho por delante. En concreto, en lo referente a la Academia, son los mismos académicos los que tienen que dar entrada al cambio.

¿Se está llegando en términos generales al feminismo machista?

Eso es algo que denuncio bastante. Ahora las mujeres tienen una actitud tan beligerante que casi parece un feminismo machista. Decir que nosotras somos más inteligentes, más sensibles, más lo que sea… tampoco es cierto. No somos ni mejores ni peores, somos diferentes a Dios gracias. Si no, qué mundo más aburrido sería…

Entonces, ¿la afirmación de que hombres y mujeres son iguales es demasiado literal?

Es que no somos iguales, somos diferentes. Los hombres tienen más facilidad para unas cosas y nosotras para otras, lo que no quiere decir que unos sean más inteligentes que otros, simplemente somos distintos. No se trata de competir, en un campeonato de boxeo ganaría un hombre… es ridículo meterse en ese terreno. Algunas feministas intentan entrar en todas las áreas, y en algunos ámbitos la fuerza física, por lógica, jugará a su favor.

En A la sombra de Lilith planteas el mundo desde otro punto de vista. Simbólicamente, ¿el icono de aquella mujer que se rebeló contra Adán ha llegado a nuestro tiempo?

Se ha caminado muchísimo, aunque prácticamente, en el tercer mundo aún estemos en la Edad de Piedra y existan unas diferencias abismales entre hombres y mujeres. En el primer mundo se están acercando mucho las posiciones. A pesar de todo, creo que queda el famoso techo de cristal que tiene mucho que ver con la conciliación familiar. Cuando a una mujer le dan a elegir entre su mundo profesional y su mundo personal elige siempre el personal. Es un hecho que ahora hay más universitarias que universitarios y que, sin embargo, los puestos directivos los ocupan mucho más hombres que mujeres. Eso no sólo se debe a esos aspectos residuales de los que hablábamos, sino a la propia elección de las mujeres, a sus prioridades.

La percepción tan global que tiene del papel de la mujer en distintos sitios, ¿viene avalada por el bagaje que arrastra, por haber vivido en lugares tan diferentes?

Sí, yo pertenezco a una generación que lo ha hecho todo al revés. Ahora las chicas primero estudian y luego se casan. Como retos que quedan por afrontar, las mujeres deberíamos pensar qué podemos hacer por cambiar la situación sin echar la culpa a los hombres de todo. También es algo imprescindible racionalizar los horarios para compatibilizar el ámbito laboral y el familiar, salir a una hora razonable como en el resto de Europa.

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