¿Dónde estabas el 11-M? Carmen Posadas y otras personalidades recuerdan aquel día
Se cumplen veinte años del atentado terrorista en Madrid la mañana del 11 de marzo de 2004. Unas bombas explotaron entre las 7:30 y las 7:40 en cuatro trenes de la red de cercanías de la capital y provocaron la trágica muerte de 192 personas y alrededor de 2.000 heridos. Fue el mayor atentado ocurrido en España.
Como sucede con las grandes tragedias, esta fecha permanece en el recuerdo de todos y nadie olvida en qué lugar y cómo recibió la noticia de la catástrofe. Hoy una serie de personas han querido participar en este reportaje y explicar cómo lo recuerdan. Carmen Posadas, Ana Rosa Quintana, Kike Sarasola, Pedro Piqueras, Ainoha Arteta, Marina Castaño, el duque de Alba. José María Michavila, Santiago Pedraz, Cari Lapique y Alaska, entre otros, rememoran esta triste efeméride de la que este año se cumplen 20 años.
Santiago Pedraz
Me encontraba en la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional a punto de iniciar un juicio. Varios compañeros fuimos al despacho del presidente (donde había una televisión). Sorpresa e indignación era lo que sentíamos todos. Y alguno se cuestionaba si era ETA o Al Qaeda. Coincidimos con que forzosamente tenía que ser un atentado yihadista. No era la forma de actuar de ETA. Prácticamente toda la mañana en la Audiencia Nacional era un ir y venir en los despachos y salas de jueces, fiscales… El resto del día estuve en casa trabajando con la televisión puesta y leyendo de vez en cuando en medios digitales cómo transcurría.
José María Michavila
Es uno de los recuerdos más difíciles de mi vida porque estuve 72 horas metido entre cadáveres. En una morgue. Se hizo una identificación. En tiempo récord hicieron los forenses un trabajo muy bien hecho dentro de circunstancias muy dramáticas y lo más dramático fue salir de la morgue a votar y que el representante del Partido Socialista me dijera que no me daba la mano porque yo la tenía manchada de sangre.
Ana Rosa Quintana
Recuerdo que fue uno de los días más duros de mi vida profesional. Estaba en Antena 3 y tenía el programa de tarde ‘Sabor a ti’. Empezamos antes y lo que habíamos visto y veíamos era todo un horror. Nos pidieron que nos quedáramos hasta el informativo de las nueve de la noche. Alargamos el programa dos horas más y estuvimos cubriendo todo lo que fue ese horror. Hicimos una cobertura impresionante con profesionales que hacían otras cosas (entretenimiento, corazón…) y toda la redacción se puso a funcionar y se volcó en cubrir los atentados. Fue horroroso, una de las tragedias más grandes que hemos podido ver. Y con informaciones confusas y desesperantes. Lo pasé como con todos los terribles acontecimientos, atentados de ETA, terremotos: contándolo en directo.
Carlos Herrera
Estaba en Sevilla. Esa mañana llevaba a mi hija al colegio y escuchaba a Luis del Olmo cuando dio la noticia. Yo hacía mi programa en Onda Cero por la tarde y lo que hice fue irme a la emisora. Empecé a recibir la información. Recuerdo que fue un día tristísimo, agitado e inconcluso. Cuando avanzaba la tarde, la autoría de ETA se deshacía y ya se contemplaba que era el terrorismo yijadista. Hasta las seis y siete de la tarde se daba por hecho que era ETA. Y no solo por el Gobierno, sino por todo el mundo. Fue un día de sensaciones violentas y emocionales.
Carmen Posadas
Soy una maniática de la radio y siempre la tengo encendida. La primera noticia que tuve fue por esta vía y entre sueños. En ese primer instante, pensé que había escuchado mal y que el atentado era en otro lado. No imaginaba que semejante tragedia pudiera ocurrir en España. Yo vivo muy cerca de la estación de Atocha, que fue donde explotó una de las bombas. Es de las pocas noticias que casi todo el mundo sabe lo que estaba haciendo o lo que tenía previsto. En mi caso, celebraba el cumpleaños de una amiga, que por supuesto se canceló. Son fechas que no se olvidan, como la muerte de Lady Di o de Kennedy, que yo tenía 9 años y vivía en Uruguay.
Pedro Piqueras
Ese día estaba preparando el programa matinal ‘La respuesta’, en Antena 3. Cuando entramos en emisión había algunos muertos. Todos pensábamos que era ETA. En un descanso del programa tuve una llamada del diplomático Ramón Armengod, que había sido cónsul de Jerusalén y al que había conocido como embajador en Jordania en los tiempos de la invasión de Kuwait. El diálogo fue así:
– Pedro no sigas la pista de ETA. No parece que sean ellos.
– Pero todos dicen que sí. No sé, Ramón.
– No tiene pinta de eso.
– ¿Y quiénes si no?
– Islamistas. Pero quizá sea pronto para asegurarlo.
Me fie de Ramón y evité nombrar a ETA. Pero las declaraciones del lendakari, dando a entender que habían sido los terroristas de ETA, me llenaron de dudas. La tragedia, como todos sabemos, fue mayúscula. Terminado el programa fui relevado por un compañero. A esas horas la pista de ETA, con el apoyo de toda la oficialidad, se mantenía como la única opción posible. Al día siguiente, llamé al secretario de organización de los socialistas, José Blanco, para que entrara en directo y diera la opinión de su partido. Y habló con dureza de la confusión que estaba creando el Gobierno del partido Popular porque tenían datos de que se estaban investigando otras pistas. Acusó al Gobierno de ocultación y de jugar con la verdad cuando ya estaba claro que el atentado era muy diferente al modus operandi de ETA y pidió aclaraciones urgentes porque en dos días se celebraban elecciones. Poco después de Blanco, Zapatero compareció para pedir aclaraciones. Pero de nuevo el Gobierno sacó a Zaplana y Acebes para insistir en que la única verdad en esos momentos es que ETA era la autora del atentado.
Juan Alberto Belloch
Es curioso: ese día en mi recuerdo aparece ralentizado. Una bruma densa lo envuelve todo menos el dolor que experimenté y que regresa vívido cuando pienso en ello. Era día laborable, me disponía a ir al ayuntamiento. En marzo del 2003 no había cumplido el primer año como alcalde de Zaragoza. Lo recuerdo porque desde el piso de abajo llegaban los sonidos cotidianos de la cocina donde ya se estaba organizado el desayuno familiar. Ruido de platos, vasos, microondas, las risas de mis hijas, que eran entonces unas niñas. Salí de la ducha y puse la radio mientras completaba mi aseo. La voz de Iñaki Gabilondo sonaba rara, gris.
Esa rareza de alguna manera llamó la atención del viejo juez que siempre he sido y escuché con atención. Las noticias eran escasas, pero pronto registré la magnitud del atentado sabiendo la cantidad de hospitales que en todo Madrid se aprestaban a recibir heridos. El sonido de sirenas era constante en cada conexión de Iñaki con el exterior.
Me impresionó mucho a pesar de mi experiencia en atentados. En la cocina también había un silencio angustioso. A esa misma hora, cientos de personas estaban muriendo en una ciudad bien conocida por nosotros. A esa hora mis hijas viajaban en un bus a sus clases, mi mujer tenía que viajar a un funeral. Estaba pasando a muchas personas inocentes, podía pasarnos a todos. Lo comentamos con un nudo en el estómago.
No era ETA, seguro. No era su modus operandi, no en esa magnitud. Y pensé en una coincidencia: en marzo se cumplían seis meses desde los aviones impactando en las Torres Gemelas de Nueva York. Misma fecha, misma barbarie sin medida. Misma crueldad desorbitada. Es imposible no volver a vivir una inmensa pena veinte años después. Algo impensable sucedió entonces y podría repetirse. No sé hoy si desde entonces hemos trabajado lo suficiente para evitarlo. Tengo esa incómoda duda.
Alaska
Estaba en casa preparándome porque era el primer día de promoción del disco que saqué por entonces con Fangoria. Recuerdo escuchar muchas ambulancias y policía justo antes de conocer la noticia, por televisión. Anulé el trabajo y quedé pegada al sofá siguiendo las noticias. El recuerdo es de estupor, rabia y demasiados ecos a atentados entonces demasiado recientes.
Kike Sarasola
Cuando se dio la noticia, estaba en Italia, abriendo el hotel de Roma. Me acuerdo de que era todo confuso y con noticias a cuentagotas. Era espeluznante y horroroso. La gente me llamaba desde España y yo llamaba cada poco para preguntar por la última hora. Era una sensación de impotencia al estar fuera y no estar al tanto de los informativos. Una sensación de horror y de rabia.
Marina Castaño
El 11-M estaba en Baqueira desayunando con la televisión encendida, preparándome para subir a esquiar porque tenía unos días libres. Lo primero que hice fue ponerme en conexión con RCN, la radio colombiana para la que trabajaba en aquel momento, para ayudar en el seguimiento de la noticia. Los recuerdos que tengo de aquel día son del ajetreo que supuso todo aquello y los recursos con los que contaba para hacer la información desde allí.
Mari Cruz Soriano
Estaba en un tren volviendo a casa donde estaba mi madre con las niñas. Fue un shock. El movimiento en el vagón era tremendo. Fue algo impresionante. Ese día había muerto Jesús María de la Calle, un compañero de televisión. Recordar es volver a vivir el dolor.
Cari Lapique
Recuerdo dónde estaba cuando sucedió el golpe de Estado y las Torres Gemelas. El 11 de marzo estaba en Madrid y lo recuerdo porque no me moví de la televisión en dos días.
Ainhoa Arteta
Recuerdo perfectamente que estaba en Málaga ensayando la ópera ‘Romeo y Julieta’. Llegó la noticia y nos quedamos impactados, se me cortó la digestión de la impresión. ¡Un horror! Había mucha confusión porque era una etapa en la que aún ETA estaba fuerte. Como vasca, había vivido atentados. Recuerdo la sensación espantosa, me duró mucho tiempo. Y no solo yo, sino en toda España. Fue un antes y un después. Algo brutal… Darnos cuenta de lo vulnerables que podemos ser ante seres psicopáticos.
Agatha Ruiz de la Prada
Estaba en mi piso de París en una sesión de fotos y no me lo podía creer. Volví a Madrid y no sabía encender la televisión, que era muy complicada. Vino el escolta del innombrable, que la puso en funcionamiento. Estaba tan pegada que no iba ni al cuarto de baño porque tenía miedo de que se apagara. Esos días los viví con mucha emoción. Escuchando muchas conversaciones con Zapatero, Aznar… Viví la tragedia de una manera muy intensa.
José Luis López, el Turronero
Estaba en Jerez de la Frontera. En aquel año tenía mi centro de actividad en la provincia de Cádiz, con visitas periódicas a Madrid.
Lo primero fue pensar que podía haber estado yo en esa estación, en alguna de las múltiples visitas que hacía a Madrid. En aquellos años solía ir por Madrid un par de veces al mes.
Lo recuerdo con dolor y con miedo de pensar que viajar en el AVE me ponía en una posible situación de peligro. También recuerdo mucho el dolor y pesar por el asesinato de tantas personas inocentes e indefensas. Me acuerdo de ellos muchas veces al llegar a Atocha.
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