El arte de hacerse perdonar
Al principio parecía que ese iba a ser su camino. Después de moverse por los círculos de la alta burguesía madrileña, tenis, golf, galopadas con caballos por los verdes sotos del club Puerta de Hierro, aperitivos en Serrano entre amigos de pelo pegado y rizos en el cogote, donde se sentía condenada al primer mandamiento de agradar a los demás, siguió a su progenitor en su nuevo destino diplomático a Inglaterra y allí inició sus estudios en Oxford, pero en Madrid había dejado un corazón vulnerado y ella renunció a los libros para casarse con aquel chico guapo y financiero, Rafael Ruiz de Cueto, con una boda exótica, muy de papel satinado, que se celebró en Moscú, donde estaba ahora destinado su padre como embajador. Fue una de las primeras bodas católicas que se oficiaron en Rusia desde la Revolución de 1917. Se celebró en la iglesia ortodoxa de las Colinas de Lenin y fue todo un acontecimiento que recogieron las principales cabeceras del mundo. Cerca de 80 invitados acudieron al enlace desde España, que aun no tenía relaciones diplomáticas con la Unión Soviética y hubo que pedir unos pasaportes especiales a Franco para poder viajar. Carmen Posadas depositó el ramo de novia en la tumba de Lenin, ante las lágrimas de su madre. “Había ministros soviéticos y personalidades del mundo de la cultura y la política. Tomaron vodka y terminaron borrachos bailando el kazachok”, dice la escritora. Son experiencias directas que sirven para afianzar la imaginación y si las lees en una novela te las crees.
Bodas de esta índole suelen desembocar en un divorcio igual de sonado. Carmen Posadas se dio cuenta muy pronto que la deriva de sus sueños la iba alejando del mundo de su marido. Escribir era una forma de salvarse, buscar refugio en la imaginación era crear el propio baluarte, aunque su principal enemigo seguía siendo su entorno social. Empezó escribiendo cuentos para niños. Después toda su carrera profesional ha estado sometida a una lucha previa para que la gente tomara en serio a una pija que jugaba a ser escritora.
Se dice que el jurado del premio Goncourt había fallado a favor de Paul Morand y a la hora de notificarle la noticia, al enterarse de que el premiado vivía en el hotel Ritz de París, le fue retirado galardón. ¿Un millonario, diplomático, hombre de mundo, lleno de éxito social y encima quería ser escritor? ¿Una joven atractiva, de la buena sociedad, con talento, Premio Planeta? Para llegar a ser lo que es ahora, una escritora profesional reconocida en el rebaño literario, Carmen Posadas tuvo que hacerse perdonar algunos privilegios de clase y quemar muchos abalorios en la hoguera de las vanidades.
Lo tenía todo para ser pasto de las llamas que incendian las alas de las mariposas. Su matrimonio con Mariano Rubio, exgobernador del Banco de España, fue quizá una de las historias más agridulces de su vida, en la que demostró estar a la altura. Talento, timidez, entereza y algunas pastillas antioxidantes para mantener a raya la edad en honor a la belleza. Esa es la lucha en la que Carmen Posadas se ha forjado.
Carmen Posadas descreve parte das suas origens. O que, possivelmente o destino a transformou em escritora.
Não era bonita, diz. Mas agora é, atraente e muito elegante. Como se vê pela foto! Encantadora!