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´La beautiful people hizo grandes cosas por este país´
Hace tiempo que se quitó la etiqueta de ´mujer de´, pero pese a todo Carmen Posadas (Montevideo, 1953) no baja la guardia. “Siempre he sido muy ambiciosa para mi carrera”. Toda una declaración de intenciones que pronuncia con una sonrisa en los labios. Pero que nadie piense mal, la escritora no va de mujer fatal ni se las da de nada. Ella se empeñó en dedicarse a contar historias y, pese al escepticismo inicial, ha logrado hacerse un hueco más que respetable. ´Invitación a un asesinato´ es su nueva novela, “con un toque autobiográfico´, mucho contenido para leer entre líneas y buenas dosis de humor. Toca promoción.
Pregunta.- ¿Por qué mataría usted?
¡Uf! En otras épocas de mi vida, por muchas cosas. Ahora, siempre digo ´virgencita, virgencita, que me quede como estoy´.
P.- ¿Existe el crimen perfecto?
Bueno, hay muchísimos crímenes que quedan impunes y pasan por simples accidentes.
Empezó a dar forma al libro cuando la crisis económica daba sus primeros zarpazos. “Al principio pensé que era una frivolidad escribir una novela de lujo con la que estaba cayendo…”. Y ya va por la tercera edición. No busca la respuesta políticamente correcta, mira a los ojos y maneja bien los silencios. Rodeada de libros, sirve el té en el comedor de su casa ´como lo harían las señoronas de Montevideo´. “Pensar que a alguien le dan un premio por tener padrino es una coartada para mediocres”.
P.- ¿Es partidaria de las cuotas femeninas?
No, no me gusta que me traten como a una especia protegida.
Atractiva -mucho-, elegante y más cercana de lo que parece, cuesta creer que de pequeña fuera la fea de las tres hermanas.
“Ellas son rubias, con ojos verdes… Yo era simplemente la alta”, cuenta con sentido del humor. A los 16 años, su madre la llevó a París para acabar con esta ´injusticia´. “Me operó la nariz y me cambió el look”. Llegó a España en 1965, cuando nuestra realidad era “en blanco y negro” y aún hoy se asombra del “cambio espectacular” que ha dado el país desde entonces. “Más que cualquier otro”.
P.- En una novela sobre la crisis, ¿a quién pondría de malo?
(Risas) A todos esos banqueros que siguen cobrando esos bonus obscenos mientras la gente tiene dificultades para llegar a fin de mes.
P.- ¿Qué papel le daría a Juan Pedro Hernández Moltó?
[El destituido presidente de Caja Castilla-La Mancha se hizo célebre por la apelación que hizo a la honestidad del ex gobernandor del Banco de España Mariano Rubio: “Señor Rubio, ¡míreme a la cara! ¡De frente! Me recuerda, ¿no?”.](Resopla) Hay una cierta justicia poética. Al final, ha caído por todos los mecanismos de control a los bancos que estableció Mariano -su marido entonces-.
Está convencida de que el tiempo pone a todo el mundo en su sitio, “aunque a veces tarde demasiado”. Dice no tener nada en común con Isabel Preysler, con la que durante años compartió papel cuché, y asegura que la ´beautiful people´ que brilló en los 90 fue “fabricada por los medios de comunicación”.
P.- ¿Cómo explicaría a un chaval de 20 años lo que fue la ´beautiful people´?
No creo que le interesase, pero diría que fue un grupo de gente inteligente, formada en el extranjero, algo extraño en aquellos años, con una visión moderna de la sociedad y que hizo grandes cosas por España.
Empezó escribiendo cuentos para niños y con el Premio Planeta en 1998 -por ´Pequeñas infamias´- dio el salto a Primera División. Desde hace un año tiene página web, por consejo de sus hijas -tiene dos y también dos nietos-, habla de Charles Dickens como su referente literario e invitaría a cenar a Santa Teresa de Jesús. “Me gusta que me inviten”.
P.- Elecciones catalanas a la vista; la inmigración vuelve a convertirse en un arma arrojadiza. ¿Hasta cuándo?
Mientras sea un arma política va a estar ahí, pero lo cierto es que España es el país menos racista que conozco. Yo soy uruguaya y jamás me he sentido discriminada.
Reconoce que le gusta conocer gente nueva. “Todo el mundo tiene sus cinco minutos de gloria”. Y aunque ahora dice estar más metida en su papel de abuela que en el de socializar, tiene claro como celebrar el éxito de un libro. “Con un gin tonic”.
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