En casa de Carmen Posadas, la escritora que ha convertido a Preysler en un personaje
Carmen Posadas ha vuelto a revolucionar el mundo editorial con su ‘Maestra de títeres’, una novela donde se ven reflejados muchos de los personajes de la llamada ‘jet set’ de las tres décadas (60,70 y 80) en las que esta tribu era el reflejo de una sociedad poderosa e influyente. Unos tenían nombre propio y otros (como el de la protagonista) se pueden intuir. Algunos, de hecho, pueden ver reflejada a Isabel Preysler o incluso a la baronesa Thyssen.
La escritora dice que ha hecho una mezcla para perfilar la personalidad de la protagonista, Beatriz Calanda. La autora comenta para Vanitatis los tiempos felices de su matrimonio con Mariano Rubio (gobernador del Banco de España), las traiciones tras su caída y lo mucho que tuvo que demostrar para que la reconocieran profesionalmente hasta que llegó el premio Planeta. Además de escritora, Posadas es madre de dos hijas, que no quieren fama colateral, y abuela de cinco nietos, con los que disfruta “porque no los tengo que educar”.
PREGUNTA: Has dicho que esta es tu mejor novela y tienes trece, además de ensayos y cuentos…
RESPUESTA: Es la primera vez que lo digo. No soy nada vanidosa con mi trabajo. Siempre pienso que no lo hago del todo bien, que algún personaje me lo tenía que haber currado más para que quedase redondo… Y por primera vez en mi vida, cuando llegó el fin me quedé muy contenta. Para mí ha sido una sorpresa vivir esa sensación.
P: El final es sorprendente, inesperado…
R: Creo que el oficio hace mucho y esta novela tiene una trama muy compleja. No sabía muy bien cómo cerrar el arco de mi protagonista, pero al final di en el clavo con el resultado final.
P: ¿Tienes horario?
R: Sí, claro. Yo soy de las que creo que las musas te tienen que pillar trabajando. Soy muy disciplinada. Hago una tabla de gimnasia y después hasta la hora de comer escribo. Antes leía por la tarde, pero ahora con mis nietos me dedico mucho más a ellos.
P: ¿Es quizá esa la diferencia con los escritores varones? ¿Te imaginas a Vargas Llosa diciendo que no puede escribir porque tiene que ir a la compra, organizar su casa o cuidar a sus nietos?
R: Pues no lo imagino, la verdad. En las casas en la que hay un escritor, lo habitual es que se marquen unas pautas del tipo “que nadie lo moleste que está escribiendo”. En el caso de una mujer, llaman porque se ha estropeado la lavadora, porque no funciona la antena, porque al niño hay que comprarle algo para el cole…
P: Llevas más de treinta años escribiendo. Durante un tiempo eras considerada la guapa que escribía casi para matar el tiempo, ¿cómo te quitas esa fama?
R: Cuando me casé con Mariano, todo lo demás dejó de existir. Daba igual que tuviera cuentos traducidos a veinte idiomas, ensayos, novelas… Todo quedó opacado. Fue el precio de un matrimonio felicísimo del que nunca me arrepentí.
P: ¿Es posible que si hubieras sido fea y hubieses estado casada con alguien sin poder hubieses triunfado antes?
R: La gente piensa que los prejuicios van siempre de abajo arriba y no al revés. Y si una mujer es guapa y triunfa no es por méritos propios, sino porque le ha hecho un favor a fulano. Esto sucede también en el mundo literario.
P: Tenías todas las papeletas para ser una Beatriz, la protagonista de tu novela.
R: La época en la que vivía con los paparazzi en la puerta de mi casa lo pasé tan mal que no entendía cómo puede haber personas que quieren ese tipo de fama.
P: Haces una descripción de Beatriz Calanda que los lectores podrían identificar con Isabel Preysler.
R: Lo que he hecho es tomar lo que me ha interesado de la realidad e inspirarme en personajes de las revistas del corazón. Hay quien la ha identificado también con Tita Cervera.
P: Hubo un tiempo en que se te quiso comparar con Isabel Preysler. ¿Llegasteis a ser amigas?
R: No lo fuimos. La respeto, pero no tengo nada que ver con ella. Somos muy distintas.
P: ¿Utilizas tus personajes para arreglar cuentas?
R: En esta novela, no. En otras, sí. ¡Y hasta los mato!
P: Tus hijas son totalmente anónimas. Nada de photocall ni reportajes en los medios.
R: Siempre me preocupé de que jamás salieran en ninguna foto. Procuré que fueran niñas preparadas, con estudios, porque realmente eso es solidez.
P: Viendo lo que está ocurriendo con la clase política y cómo la Transición ha quedado olvidada, ¿crees que la figura de Mariano Rubio debería ser reivindicada?
R: Tarde o temprano lo reconocerán. Aquello fue una arbitrariedad. Tengo muchos amigos de esos años.
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