Influencers ha tenido el honor de entrevistar a Carmen Posadas, la escritora elegante que vino desde Uruguay y lleva 54 años conquistándonos con su letrada discreción. Ahora, la autora se encuentra en plena presentación de su último libro La maestra de títeres (Espasa), que aterrizará próximamente en Cuenca -el 27 de marzo- y Toledo -el 29 de marzo- y antes, el día 28, en el programa de radio “Está pasando” de Inés Ballester.
Frente al Teatro de la Zarzuela de Madrid, con la vida entrando de lleno en este hogar-taller, hablamos de los hilos que mueven la historia y los libros de una mujer que, pudiendo vivir del cuento, ha convertido su biografía literaria en una línea recta ascendente hasta la cima de la libre autoridad con el sudor de sus plumas. Aunque es una autora permanentemente insatisfecha, como cualquier artista, disfruta las mieles de las críticas cum laude de su última obra.
Vuelve a las librerías con La maestra de títeres, ¿qué hilos mueven la que ha calificado usted como su mejor novela?
Con La maestra de títeres quería hacer un homenaje a La feria de las vanidades de William Thackeray, una novela del siglo XIX que se convierte en un retrato de Inglaterra en un lapso de casi cincuenta años. Su autor se sirve del protagonismo de dos mujeres completamente distintas y sigue sus andanzas mientras nos cuenta cómo eran las mujeres de entonces pintando, además, el cuadro psicológico y sociológico de la Inglaterra de su tiempo. La idea de esta última novela surge de ahí.
Y traslada esa referencia a la España del siglo XXI.
En La feria de las vanidades la batuta la lleva una mujer de procedencia muy humilde, con poca formación, que ni siquiera es muy guapa, pero sabe brujulear y consigue convertirse en un personaje en la Corte del Rey. ¿Quién podía cuadrar en ese perfil en la España del siglo XXI? ¡Pues alguien de las revistas del corazón! Muchas de las que copan esas portadas no tienen mucha formación y no son especialmente guapas, pero han logrado convertirse en personajes cuyas aventuras sigue una gran mayoría social. De hecho, viven de eso. La antagonista es la antítesis: idealista, romántica, comprometida. En mi novela son madre e hija y sus historias se van entrelazando hasta que convergen en una intriga final que es lo mejor del libro.
Está funcionando bien, ¿no?
Se está vendiendo bien y está teniendo unas críticas espectaculares. Yo tenía miedo a que no se entendiera mi apuesta. A veces, cuando hablas de ambientes frívolos, automáticamente la gente piensa que se trata de una novela frívola, lo cual es un prejuicio muy tonto, porque, según eso, dónde quedan Proust, Truman Capote, Rimbaud, y cantidad de escritores. Hemos sorteado bien ese peligro.
¿Cuántas mujeres conocidas son su protagonista, Beatriz Calanda?
Una escritora siempre toma de la realidad los datos que le interesan. Beatriz no es solo una persona concreta, incluso tiene cosas mías, porque es un personaje que viene de fuera. Contar con una protagonista que aterriza en un contexto ajeno es un recurso interesante para reflejar su visión inocente y, a la vez, perspicaz, sobre la sociedad que la recibe. A mí me ha servido para pensar lo que viví cuando llegué a España en 1965.
¿Sus recuerdos de entonces son positivos?
Sí, pero aquella España no tiene nada que ver con la de ahora. En 1965 era un país en blanco y negro en el que la moral y la religión tenían un peso enorme. Debajo de ese manto de respetabilidad, también pasaba de todo. Aquellas juergas eran épicas. Me interesaba retratar en esta novela la ración oficial de sociedad mojigata y la divergente realidad latente.
Del feminismo que toma nuestras calles, ¿qué opina?
2018 fue el año de las mujeres con la explosión del Me Too. Me parece un momento muy positivo, porque hasta entonces las cosas no habían cambiado tanto a lo largo de los siglos. En el primer mundo habíamos avanzado en algunos terrenos, pero en otros seguíamos en la Edad de Piedra. Esa explosión de libertad, sin embargo, vino junto a sucesos excesivos que manifestaban un feminismo furibundo con el que no estoy de acuerdo. Cuando una causa tan importante como el feminismo empezamos a defenderla con argumentos completamente imbéciles, el bumerán se vuelve contra nosotras.
¿Qué escritoras le inspiran?
Si me pregunta qué escritora hubiera querido ser, por su talento, no por su vida, diría que Santa Teresa de Jesús, una gran literata y una gran conocedora de la naturaleza humana con gran sentido del humor. Más allá, me gustan Jane Austen, Pardo Bazán, Emily Bronte, Virgina Woolf, pero solo como ensayista; Margerite Yourcenar…
Echando la vista atrás, Posadas anhela el espíritu de la Transición “en la que todo el mundo remaba en la misma dirección y buscaba lo mejor para el país en un clima social de fervor y entusiasmo”. Para ella, la actualidad política representa “una involución en la que cada partido tira para su parcelita egoísta. Pasa en España, y en el resto del mundo, pero me da mucha pena. No es casual que el ultranacionalismo y la ultraderecha hayan despertado justo ahora”.