La impresionante historia de una perla pescada en Panamá
La más reciente novela de la escritora Carmen Posadas lleva al lector por la impresionante historia de una perla pescada en Panamá y que en cuatro siglos recorre medio mundo a medida que va cambiando de manos.
Carmen Posadas, la famosa escritora uruguayo-española que tan buenos libros ha publicado en los últimos años, nos sorprende otra vez con La leyenda de La Peregrina, la famosa perla de tamaño descomunal que fue pescada en el archipiélago de las Perlas.
El libro salió a fines del año pasado y ha sido un éxito editorial sin precedentes. En esta magnífica novela, no exenta de guiños a otros temas que ella ha abordado en sus obras anteriores, relata cómo fue pescada la perla, el esfuerzo que representó para el esclavo que se sumergió en las aguas del océano Pacífico y que a cambio recibió su libertad, sin poder gozarla porque el esfuerzo que le representó la inmersión lo llevó a la muerte. Eso ocurrió en 1579. Desde Panamá la perla inicia un recorrido cargado de una historia de amor y de intrigas que la acompaña desde entonces.
La perla La Peregrina debe su fama a que Richard Burton se la regaló a Elizabeth Taylor y es ella la que precisamente, en una serie de flashbacks, cuenta el inicio y final de esta historia plagada de secretos y enredos cortesanos.
La Peregrina ha tenido un largo recorrido entre monarcas, espías, artistas, ladrones y asesinos, desde Margarita de Austria, José Bonaparte o Luis Napoleón Bonaparte hasta llegar a manos de la Taylor, que protagonizó una de las historias de amor más famosas del siglo XX.
Su recorrido
Desde nuestro país la perla llega a la corte de Felipe II al año siguiente, a quien se la quiere entregar en persona Diego de Tebes, alguacil de Panamá, queriendo congraciarse con el poderoso monarca, pero no le es fácil por todos los entresijos y vericuetos, además de los más variopintos personajes que pululaban en la corte de los Austria, a cuyo joyero real fue a parar. Prosigue su deambular en la corte de Felipe III y la de Felipe IV, siempre retratada tanto en imágenes de reyes como reinas, y en eso se aseguró la autora de hacer una prolija descripción con fotos de los cuadros donde aparece y que está insertado en la mitad del libro. De hecho, uno de los más interesantes lanzamientos del libro que logré ver fue un recorrido de Carmen por el Museo del Prado, donde están si no todos, la mayoría de los cuadros donde aparece la famosa joya. A la perla se le atribuyen poderes mágicos y en su momento María Tudor, segunda esposa del rey, pensó que poseyéndola podría quedar embarazada. Aparecen Velásquez y sus Meninas, y un personaje simpático que es un enano llamado Nicolasito Pertusado, que hace lo que puede para que la poco agraciada reina Mariana de Austria se viera como un portento.
Sigue el recorrido por la corte de Carlos II, en la cual se entromete una intrusa que se dice que era bruja, para proseguir su deambular por la corte de Felipe V, cuando ocurre el incendio del Real Alcázar de Madrid en 1734, de la que se salva la joya. Sigue el hilo del relato en 1788, en la corte de Carlos III y continúa por la de su sucesor, Carlos IV, y de allí da un salto brusco a la corte de José Bonaparte en 1816, 20 meses después de la derrota de Napoleón en Waterloo. Va de Florencia a Londres, entre los años 1844 y 1865 y nos relata unas escenas de pitonisas, hechiceras y adivinadoras de la suerte que atribuyen a las perlas poderes para el amor y las tragedias. Aquí la autora les hace un guiño a otras de sus historias, La hija de Cayetana, que trajo una esclava cubana a las manos de la XIII duquesa de Alba.
El ritmo y la cadencia que lleva la novela la hace adictiva, porque va deshojando historias paralelas que a lo mejor no tienen nada que ver, pero que si escarbamos en esa gran maestra que es la historia, se entrelazan. Un giro inesperado es cuando aparece otra perla similar, pero apodada La Pelegrina, y que en el siglo XX la reina Victoria Eugenia de Battemberg, consorte del rey Alfonso XIII, el último monarca antes de que se instaurara el gobierno franquista, lee en Lausane, Suiza, que la perla saldrá a subasta en New York y se da cuenta, que su infiel esposo, además de regalarle una falsa Peregrina, la que tiene tuvo como dueño al asesino de nada menos que Rasputín, y vuelve la autora a llevarnos de la mano por sus anteriores historias, como El testigo invisible, que recrea la muerte de la familia Romanov vista por un pinche de cocina que se escondió en las chimeneas del lugar donde los ejecutaron.
A este sujeto, Félix Yusüpov, le gustaba vestirse de mujer y lucir la Pelegrina, la otra perla. Cómo llegó a sus manos es toda una entretela de intrigas y ardides donde intervienen hasta el M16, servicio secreto británico.
Pero volviendo a nuestra auténtica perla, cuando José Bonaparte pierde el trono se la lleva consigo y al morir, se la deja en herencia a su sobrino Luis Napoleón a fin de que le sirva de impulso para convertirse en Napoleón III. Financiando su ascensión al trono llega a manos de lady Abercorn, que era amiga de la reina Victoria de Inglaterra. Esta señora era un poco descuidada y dos veces la perdió en el palacio de Buckingham. Se bifurca la historia entre las dos perlas y aparece un aspirante al trono de España, ya rigiendo los Borbones, Alfonso de Borbón Dampierre, hijo de Jaime de Borbón y nieto de Alfonso XIII, otro calavera que el licor le hace perder el sentido de la responsabilidad con quien y a través de él Victoria Eugenia trata de comprar infructuosamente la perla en la subasta de New York.
Richard Burton compró la perla en esa subasta y, como tantas otras joyas que le regaló a Elizabeth Taylor, ella quería contar la historia de estas, pues todas han tenido una trayectoria por demás interesantes, y Carmen Posadas nos regala la jornada que emprendió La Peregrina desde el fondo del archipiélago de las Perlas en Panamá a través de más de 400 años.
La autora
Una de las más representativas escritoras españolas, ha sido traducida a más de 20 idiomas y publicada en 40 países. La revista Newsweek la considera una de las autoras más relevantes de su generación. Ganó el premio Planeta en 1998 por su novela Pequeñas infamias y bajo ese título publica una columna en la revista líder XL Semanal que se inserta en unos 23 diarios importantes de España y donde comparte con plumas como Arturo Pérez Reverte y Juan Manuel de Prada, entre otros. Ha presidido por años el jurado del premio Planeta y su novela anterior, La maestra de títeres fue publicada en 2018 y en su presentación en la Feria del Libro de Guadalajara tuve la dicha de participar. Con una voluntad de hierro para la investigación, es una escritora rigurosa e incansable, y así lo demuestra su amplia bibliografía.
Este libro mantiene su excelencia, a la que nos tiene ya acostumbrados, y además de histórico, deja varios toques de humor que lo hacen inolvidable.
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