María Celeste. Ed. Fondo de cultura económica. 1993
Ilustraciones: Araceli Suárez Gómez
En lo más profundo de la mar profunda dormía María Celeste: había sido, en lejanos tiempos, un barco pirata. Una vez, la sorprendió una tormenta y las grandes olas se la llevaron al fondo del mar con todo su tesoro.
Los peces de la región conocían a María Celeste y a todos les gustaba jugar con los restos del naufragio: meter la nariz entre las monedas de oro porque hacían tin, tin, tin; mirarse en los espejos de marfil; enrollarse en los collares de perlas.
Así pasaron algunos años y muchos más, hasta que un día acertó a pasar por ahí un extraño pez… que no era pez.