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Respétenme, soy una nube

Es interesante lo que está ocurriendo con el verbo “respetar” de un tiempo a esta parte. Por un lado, la corrección política, y esa nueva religión que ahora llaman woke, dictamina que el respeto brille por su ausencia a la hora de reescribir libros de autores muertos o a la de “cancelar” por pederastas y pornógrafos a artistas como Balthus o Miguel Ángel. Pero al mismo tiempo exige respeto absoluto, por ejemplo a las llamadas “elecciones personales”. ¿Han oído hablar de los otherkin? Según Google, tal es el nombre que se les da “a personas que creen poseer una identidad parcial o enteramente no-humana”. Como una señora noruega que se ha hecho famosa al elegir ser un gato y vivir como tal. Pero esta dama nada tiene de extravagante al lado de otros otherkin entre los que hay quienes dice ser personajes de cómic o un elfo, un vampiro o un hada. Aunque ahora que lo pienso todos ellos palidecen frente a los que se creen objetos (una cajita de música, un sillón Luis XV) o los que dicen ser fenómenos atmosféricos. “Es algo difícil de explicar” –argumenta Marco, que asegura ser una nube–, “pero cuando veo un cirro comprendo que soy yo”. Otro weatherkin o afin-meteorológico, que se considera lluvia, argumenta: “Mi caso es muy especial porque la lluvia es agua y no retiene recuerdos. Yo en cambio me acuerdo perfectamente de haber interactuado con una palangana y el ruido que hacía al caer sobre ella”. Cat, que como su propio nombre indica, se percibe como gato, explica que ser un otherkin no tiene nada raro y mucho menos de delirante y añade que cada vez son más los profesionales médicos que sostienen que la otherkinitud (valga el palabro) nada tiene de patológico. “Mientras que esta creencia no nos dañe desde el punto de vista mental o tenga un impacto negativo en nuestras vidas” –concluye Cat–, “es perfectamente saludable y respetable”. Yo tengo mis dudas de que no cause un impacto negativo en la vida de los que se sienten no-humanos y sobre todo en sus familias (imagínense lo que debe ser tener un hijo o estar casado con alguien que se cree lluvia o el Pato Donald). Por eso, y hasta que alguien me convenza de lo contrario, me reservo mi derecho a considerar que la otherkinitud sea respetable o saludable. Sí, ya sé que ahora todo es respetable (salvo aquello que la corrección política y su ejército de wokes cancelan y condenan). Y eso me hace pensar que tal vez las bobadas con las que nos hacen comulgar esta gente nunca hubieran prosperado si el resto de nosotros hubiésemos alzado antes la voz (y, sobre todo, soltado, una buena carcajada a tiempo). Porque ¿cómo se explica si no que hayamos llegado a la peregrina situación en la que todo es respetable salvo el más elemental sentido común? Tal como está el patio, si yo me encuentro con una persona que dice ser un duende (o una cajita de música o una nube tormentosa) tendré que poner cara de póker y hacer como que aquello me parece la cosa más natural del mundo porque, ya se sabe, todas las elecciones personales son igualmente respetables. Pero, en cambio, si se me ocurre insinuar que tal vez, quizá, quién sabe, ese elfo (o esa cajita musical o ese nimboestrato) debería hacérselo mirar, seguro que me cae encima la mundial porque opiniones como la mía son trogloditas, insolidarias y sobre todo asquerosamente irrespetuosas. Esto es así porque, al igual que los timadores del cuento “El traje nuevo del emperador”, la corrección política nos hace creer que todo aquel que no coincide con sus postulados es un necio. Y lo peor es que no solo no nos atrevemos a proclamar que el emperador está desnudo sino que cada vez más personas que piensan que cualquier disparate merece nuestro respeto. ¿Recuerdan aquella famosa frase de Madame Roland: “¡Oh, Libertad!, cuántos crímenes se cometen en tu nombre” pronunciada minutos antes de que sus camaradas revolucionarios le cortaran la cabeza? Bueno pues yo también, y so pena de que una jauría de wokes me cancele o me rebane el pescuezo, proclamo: “¡Oh, Respeto! cuántas estupideces nos tragamos en tu santo nombre”.

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6 Respuestas

  1. susana dice:

    Cuando esto empezaba levanté la voz y casi acabo en la cárcel. De esos polvos vienen estos lodos. Un saludo

  2. darkman dice:

    Cada vez resulta más necesario para vivir saludablemente apagar la televisión y la radio y no conectarse a Internet. En cierta forma hablar de estas tonterías es también una forma de hacer el tonto y demostrar incultura…al imbécil y al tarado mental, lo mejor es ignorarlos.

  3. Edesio Doreste dice:

    Acercarse a Dios, no daña. Todo lo contrario, es un bien. Que Dios les bendiga. Gracias y saludos,

  4. paloma dice:

    Suscribo palabra por palabra.

  5. Gabriel dice:

    Tienen miedo a la implantación de la IA, pero creo que es necesaria y urgente su desarrollo, ya que la inteligencia humana por los derroteros que va, nos lleva directos a la extinción.

  6. Edesio Doreste dice:

    La cultura e idiosincrasia anglosajona, siempre ha sido proclive a generar este tipo de situaciones. La soledad del individuo en una sociedad que pasa de largo, a su lado, en la que cada uno va a lo suyo; invita a algunas personas a comportarse de un forma extraña, extravagante, con el fin de llamar la atención de quienes le rodean. Personas desgraciadas, que necesitan amor por sí mismo, y de los demás, que saben que no lo encontrarán. Que busquen a Cristo, que nunca abandona, siempre acompaña y guía y orienta, sin que te des cuenta. Ábrele la puerta de tu corazón, El está esperando. Verás que rápido notas el cambio. Sonríe y sé feliz. Gracias y saludos,

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