«Salir del ‘famoseo’ es mucho más fácil de lo que se piensa»
Ha conseguido desde hace varios años escapar del foco mediático que todavía «me quita el sueño», salvo para mostrar su gran pasión: la escritura. Es decir, solo aglutina titulares por su producción literaria que cumple otro hito con la publicación de «Licencia para espiar» (Editorial Espasa), una novela dedicada a las comunicaciones secretas protagonizadas por mujeres. En la entrevista Carmen Posadas también nos habla del «calvario del famoseo» tan de moda en las televisiones desde hace años y cómo acabar con él. La escritora de ‘Pequeñas Infamias’ también alude a dossiers, comenta de Putin, y de cómo Corina Larssen estuvo a punto de protagonizar un capítulo de su libro.
Una cosa es que trabajaran para los servicios secretos pero otra es que la mujer estuviese tan invisibilizada como espía …
Es que eran muy buenas espías, y una cualidad es precisamente esa, que no te descubran. Las mujeres somos más directas. En la Segunda Guerra Mundial hubo muchas amas de casa que tuvieron una labor muy importante y que luego volvieron a su vida normal sin contarlo nunca.
De tu novela “Licencia para espiar”, con cuál de las espías te quedas …
A todas las admiro mucho por distintas razones. Quizás me quede con Malinche, que ha sido un personaje muy controvertido porque los mejicanos la tenían como una traidora pues creen que gracias a ella Cortés conquistó Méjico. Y yo me centro en la verdad, ella pertenecía a una tribu enemiga de los Mexica, que a su vez era un grupo odiado por todas las demás. Ella poco podía hacer pues Hernán Cortés solo eran 500 hombres si no hubiese contado con la ayuda de los indígenas que lo ayudaron en masa para librarse de los otros.
Después hay mala malísimas por las que también tengo fascinación, como Gloria Guimes. Una de las mujeres más elegantes del mundo, amiga de Jackie Kennedy, Truman Capote que tenía un oscuro pasado pues había sido espía de Hitler en Madrid. Desempeñó una labor a favor de los nazis y consiguió borrar todas las trazas, nadie la descubrió.
¿Hay alguna que no está y bien lo mereciera? ¿Corina Larssen?
Pensé en ponerla porque al fin y al cabo ella se queja mucho de los espías pero supongo que ella también tiene bastante de espía. Pero quiero ver el deselance de esta historia, hay que esperar. Más que para un capítulo puede dar para una novela, tiene todos los rasgos de aventurera.
Su vida le daba paso para ser espía, tanto en las embajadas junto a sus padres como en la época convulsa con Mariano Rubio. ¿Cómo se vive entre secretos y no contarlos, que no se te escape una confidencia?
La parte de Moscú la he contado porque estábamos rodeados de espías, pero era toda una chapuza. La URSS tenía la obsesión de espiar a todo el mundo, y puedo entenderlo de la embajada americana, pero ¡de la uruguaya!, no sé qué secretos nucleares pensaban encontrar en Uruguay. Aun así, la cocinera, el jardinero … todos eran espías. Esa parte era pintoresca, la que viví con mi marido tenía menos gracia. En aquella época estaba de moda los dosieres que a cada rato se publicaban en los medios, muchos de ellos falsos con el único destino de destruir una persona. Y claro eso tenía menos gracia la verdad.
Con la sobreexposición mediática que durante algún tiempo tuviste hubiese sido imposible …
La parte que estuve en el “ojo público” la viví muy mal. No iba con mi forma de ser, siempre he sido más observadora que participante. No quería ser el foco de atención por lo que lo pasé tan mal que todavía me dura el insomnio, no se me ha curado del todo.
¿Cómo ha conseguido ser ahora sólo noticia por su actividad como escritora?
Cuando murió mi marido hice un esfuerzo muy grande por salirme del famoseo. Cosa que es mucho más fácil de lo que la gente cree. Se escucha de vez en cuando ‘Mi vida es un horror, me persiguen los paparazzis’; la persiguen porque quieren, basta con no darles cuartos al pregonero. Si no das noticias, la gente se aburre y hablan de otro. Yo eso lo hice muy deliberadamente porque lo único que quería es ser escritora.
Por último, antes nos ha valorado como era su estancia en la Moscú comunista, ¿Cómo ve la situación de hoy?
Entiendo la mentalidad rusa, que no ha cambiado mucho. Al cabo de los años, sobre los 90, volví con mi hermana Dolores a la escuela donde estudió para hacerles una entrevista sobre cómo estaban viviendo la caída del muro. Y la gente estaba estupefacta porque como siempre le había contado una mentira no podían creer que todo ese Imperio era una mentira. Todavía pensaban que era la primera nación del mundo y como un tinglado de feria todo se le había venido abajo. Lo que ha hecho Putin es apelar a ese sentimiento patriota que tienen los rusos y ese deseo de “volver a ser”; sobre esto ha cimentado su dictadura. Pero ahora ha dado un paso más anexionando territorios ilegalmente con las armas o poner un sátrapa de su confianza como en Biolorrusia. Pero con Zelenski le ha salido mal la jugada.
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