Una cuestión de elegancia
Comentaba no hace mucho Manuel Vicent en una de sus columnas que si las noticas que recibimos cada día fueran comestibles y en lugar de ir al cerebro se digirieran en el estómago bastaría...
Comentaba no hace mucho Manuel Vicent en una de sus columnas que si las noticas que recibimos cada día fueran comestibles y en lugar de ir al cerebro se digirieran en el estómago bastaría...