«Todo lo que se cuenta en la novela es extrapolable a Sevilla»
La escritora Carmen Posadas protagonizó ayer una nueva sesión delAula de Cultura ABC, que bajo el título de su último libro («La maestra de títeres») reunió a doscientas personas en la Sala Antonio Machado, en un acto patrocinado por la Fundación Cajasol y la Real Maestranza de Caballería de Sevilla.
Durante la presentación, el director del Aula de Cultura de ABC, Francisco Robles, dijo de la ganadora de los Premios Planeta (1998) o Joaquín Romero Murube (2017) que «es una escritora de éxito y de calidad, dos virtudes que son muy difíciles de encontrar en una misma persona», dijo antes de hablar de su novela «La maestra de títeres», donde «retrata un mundo de banalidad con una profundidad que a veces provoca vértigo». Se trata, en palabras del director del Aula, de una novela «brillante e irónica», un «collage» en el que «se retrata la España de los últimos 60 años»,
Posadas, que regresaba al Aula dos años después, explicó cómo tras leer en verano «La feria de las vanidades» se planteó el ejercicio de trasladar la situación a una mujer en la actualidad con una protagonista que fuese maestra de títeres. Preguntada sobre la posibilidad de que Beatriz Calanda, la protagonista de su novela, estuviese inspirada en Isabel Preysler, Posadas respondió que «los escritores se fijan en varias personas para construir sus personajes. He tomado algunos datos, pero he hecho un mix , una mezcla, de muchas personas, incluso de personajes de fuera de España», afirmó.
Ello dio pie para hablar de los personajes de las revistas del corazón, «que simbolizan los valores y la falta de valores de esta sociedad y que ahora se refleja en “youtubers” e”influencers”, que son ese mismo modelo pero 2.0», añadió. «Hay que ser muy exhibicionista para vivir permanentemente en el escaparate», dijo refiriéndose a quienes solo viven de ello.
«El famoseo es totalmente voluntario»
Recordó también una etapa en la que aparecía con frecuencia en los medios. «Tengo insomnio desde una época en la que me sentía todo el día observada». «El famoseo es totalmente voluntario», señaló, y puso el ejemplo de las familias en las que hay hermanos que siempre salen en los medios y otros que no conoce casi nadie.
«La maestra de títeres» es la historia de una familia en distintas épocas: años 50, la Transición y el presente. Sus personajes vivirán en un edificio del tipo «13, Rue del Percebe», en el que «la parte de los años 50 era muy interesante de revivir, una época en blanco y negro. Llegué de Uruguay que en esa época era más moderno», recordó. En la novela hay «personajes que aparecen con nombre real y otros no», subrayó mientras recordaba a Dominguín o Lola Flores. «Pero España era un país alegre, siempre había fiestas, los tablaos flamencos permanecían abiertos hasta las seis de la mañana. Las ciudades más divertidas eran Sevilla o Madrid, y no el Nueva York de Sinatra», dijo.
La escritora trasladó a los presentes a una época en la que la gente importante iba a los hoteles a tomar el aperitivo, «la hora de los negocios, que en Sevilla es la hora de la cervecita», apuntaba Robles. Una novela que es «una apuesta más por la educación que por la genética», pasando por la Transición, «que fue como el Big Bang de la historia reciente de España», refiriéndose la autora al cambio que supuso en muy poco tiempo. «Una época en la que se mandaban mensajes con todo lo que se hacía, con el periódico que se llevaba bajo el brazo, el tabaco que se fumaba o la película que se veía», recordó.
La «generación del transistor»
La novela está hilada por el humor y narra una historia que «podría haber ocurrido en cualquier otra ciudad. Todo lo que se cuenta en esta novela es extrapolable a Sevilla o a otras ciudades. Las pasiones humanas son siempre las mismas, lo que cambia es el decorado», respondía Posadas ante las preguntas.
La «generación del transistor» que fue testigo de la muerte de Franco, las tres vidas de los seres humanos («publica, privada y secreta»), la mezcla entre picaresca y ambición, las novelas femeninas, o los finales que trabaja «muchísimo, para que sea digno de la persona que lee», fueron algunos de los temas tratados en el debate. Francisco Robles quiso recordar la cita de Vargas Llosa: «Las novelas fáciles de leer lo son porque están bien escritas», antes de convocar a los presentes a las próximas sesiones del aula que protagonizarán José Calvo Poyato o Isabel San Sebastián.